Hay coches que marcan una época; otros, directamente pasan a ser un referente atemporal. Este es el caso del Citroën DS 'Tiburón', un modelo de mediados de los 50 tan elegante como llamativo, que todo el mundo conoce y que cualquier aficionado querría tener en su colección de clásicos.
'El nuevo estilo de mañana', 'enteramente diferente a cualquier otro coche', 'el vehículo más seguro del mundo'. Así presentaba Citroën a su más reciente creación cuando, en el año 1955, dio a conocer el DS en el Salón del automóvil de Paris. El público se quedó estupefacto al verlo, todo sea dicho. "¡Parece una nave espacial!" Decían algunos.
Diseñado por Flaminio Bertoni, lo cierto es que el Citroën DS era todo un ejemplo de modernidad. Tanto gustó en su puesta de largo en la capital francesa, que a los pocos minutos de destaparse ya acumulaba cientos de pedidos; más de 10.000 se contabilizarían al cierre del Salón. Esta berlina puramente francesa era especial, muy especial, y se había cocinado a fuego lento durante nada menos que 18 años. Este fue el tiempo que tardó en gestarse el DS, que acabaría siendo el sucesor natural del Traction Avant.
Con 4,80 metros de largo y una carrocería de cuatro puertas en su variante original, el DS o 'Tiburón', como se conoce forma popular, fue un ejemplo de modernidad no sólo en lo que tenía que ver con el diseño sino también con la seguridad. Sin ir más lejos, la famosa suspensión hidroneumática se convirtió en una de sus señas de identidad. Pero también lo hicieron sus frenos de disco, su cambio semiautomático que carecía de embrague, su servodirección o su repartidor automático de la frenada.
También con sus defectos
En la parte negativa aparecían, en cambio, unos motores de cuatro cilindros que se quedaban un tanto escasos en prestaciones. Resulta que la normativa fiscal de Francia era muy restrictiva en aquella época y, por ello, el Citroën DS no pudo beneficiarse de otros motores de 6 cilindros, quizá más adecuados a sus pretensiones.
Por otra parte, la crítica hablaba también de un equipo de frenos poco dosificable, en parte por culpa de aquella 'seta' que había que pisar en lugar del tradicional pedal al que cualquiera estaba acostumbrado. No obstante, esto no le impidió cosechar grandes y variados éxitos en el mundo de la competición, como fue el caso del Rally de Montecarlo en sus ediciones de 1959 y 1966.
Disponible con carrocería de cuatro puertas, de cinco puertas familiar y hasta descapotable de dos puertas (obra de Henri Lapron), el Citroën DS fue y sigue siendo un auténtico objeto de culto; una obra de arte sobre ruedas, que figura en todas las listas de coches elegantes, ?cool?, innovadores y muchas más. En 1975, tras 20 años de vida, cesaba su producción para dar paso a su sustituto: el Citroën CX.
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